Mallorca
Independiente.
“Los mallorquines hablan una lengua
que es tan antigua como el inglés y más pura que el catalán o el provenzal, sus
parientes más cercanos.”
Robert Graves
Cada
vez que los independentistas de las
Illes Balears elucubramos Madina
Mayurqa se nos encoge el alma. Resulta inevitable derramar unas lágrimas
imaginando unas Baleares
florecientes, en libertad y prosperidad e independientes no sólo del Califato de Córdoba, sino de cualquier
pueblo opresor e incuso cada isla de las demás. Por fuerza, mallorquines,
menorquines e ibicencos trabábamos excelentes y holgadas relaciones unos con
otros, puesto que cada isla estaba gobernada por un simpático reyezuelo y gozaba
de su identidad propia y autodeterminación, y bien sabemos los independentistas
lo importante que es la autodeterminación. Duró poco, pero debió de ser
glorioso. Corrían aquellos tiempos en que el actual territorio catalán vivía
subyugado bajo el imperio carolingio y era conocido como Marca Hispánica, denominación que los nacionalistas catalanes recuperarán
tras lograr su independencia del territorio español, supongo.
Madina
Mayurqa se constituye como una de las principales capitales del Al-Andalus y en un gran centro cultural,
que sirve como refugio a numerosos intelectuales que huían de territorios
vecinos en conflicto. Fue precisamente en plena explosión cultural cuando un
infiel, un desalmado y violento rey aragonés, descendiente de franceses,
invadió nuestra hermosa capital cortándole la cabeza a todo ser vivo que
caminara sobre dos piernas, incluida la de nuestro antaño gobernador Abú Yahya. El decapitador de nuestros
antepasados prefería que le llamaran Jacme,
en aragonés occitano, en lugar de Jaime,
en aragonés profundo (el término Jaume
nacería algo más tarde en el Regne de
Mallorca).
Jacme
I y sus adláteres se anexionan Ibiza,
Formentera y Menorca, repartiéndose el territorio conquistado tras fuertes y
violentas disputas. Madina Mayurqa es un escenario “gore” tras la invasión y el
tifus por putrefacción llega incluso a diezmar al ejército invasor. Los
habitantes del interior de la isla que sobreviven pasan a servir como esclavos,
tanto si son cristianos como si sarracenos. Mallorca será repoblada por
habitantes aragoneses, en su mayoría procedentes de Occitania. Es el fin de la Madina Mayurqa intelectual y el inicio
de una época feudal que todavía perdura; Mallorca pierde su identidad y pasa a
ser moneda de cambio, como lo fuera su conquistador, Jacme I, durante su
desgraciada infancia.
Jacme
I anexiona a las islas sus territorios de Occitania, Rosellón y Cerdaña,
constituyendo el Regne de Mallorca, que inicialmente pertenece a Aragón y posteriormente logra su
independencia en dos periodos separados por un breve intervalo. Otro reino
constituido por el propio Jacme I goza también de una época de independencia,
es el Regne de Valencia. Todavía no
hemos oído el término Regne de Catalunya ni lo oiremos puesto que no llegó a
existir jamás; habrá que esperar a mediados del siglo XIV para que Aragón
reconozca el Principado de Catalonia
como término jurídico referido a un territorio de su propiedad. Por aquel
entonces, en las islas lleva gestándose una lengua desde hace siglo y medio,
esta lengua es una fusión del occitano que Jacme I aprendió a hablar (nunca
supo escribir) en el monasterio de Monzón
con el árabe que heredaron las islas. Esta mezcolanza árabe-occitana, con
grandes connotaciones italianas y por supuesto francesas, es llamada por los
nuevos pobladores baleares “mallorquín”. Del mismo modo, los ya asentados
habitantes de las islas originarios del actual territorio catalán desean ser llamados
mallorquines, empezando por el rey Jaume
II, hijo del sanguinario Jacme I, y así hasta 1960, en que una remesa de
universitarios mallorquines perdieron su virginidad y algo más en la ciudad de Barcelona.
La
insularidad es la primera causa de que una lengua originaria mayormente del
occitano permanezca viva. El hecho de permanecer aislada de los territorios adyacentes
de Occitania la libera de multitud de lenguas invasoras. El catalán existe hoy
gracias a que en las islas Baleares tomó forma el mallorquín. Así pues, las
islas han servido de excelente lata de conservas de una lengua minoritaria que
de otro modo estaría extinta. El mallorquín ha sido erosionado por el
castellano en menor medida que el catalán y el valenciano, pero pobre de aquel
ciudadano de las islas que emita un vocablo castellanizado, un barbarisme.
A
pesar de todo, una lengua no es más digna por ser más pura o menos contaminada.
El catalán y el movimiento nacido del periódico La Renaixensa merecen respeto, admiración y el reconocimiento del
catalán como lengua propia de su pueblo. Quien en Baleares quiera llamar a su
lengua "catalán" bien sabe que es libre de hacerlo. Muchos le seguiremos llamando "mallorquín".
Octavio
Capó Truyols Es
Mascle Ros
Ah!, se me olvidaba: soy administrador de dos sociedades y soy
consciente de que dicha actividad es incompatible con mi cargo actual, por lo
tanto, pido perdón, no lo volveré a hacer, catapumchimpom. Arreglado.
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