jueves, 29 de marzo de 2012


DE DIOS AL MOLT HONORABLE


  
Això s'ha acabat, he dit!
El pasado martes de madrugada, cuando Valentí Valent escribía la receta de los escaldums, algo insólito y glorioso aconteció en la redacción de Es Mascle Ros. El crucifijo que colgaba de la pared cayó al suelo haciéndose añicos y armando gran estruendo; entonces y durante casi dos minutos Valentí se transformó en instrumento divino, quedaron sus ojos en blanco, su espalda totalmente erguida y agarró el lápiz con su mano derecha (os recordamos que Valent es zurdísimo), para escribir sobre papel, en una letra perfecta del tipo Bookman Old Style, lo que por lo visto le estaba dictando Dios Nuestro Señor, nada más y nada menos. ¿Qué más puede pedir un equipo de redactores que apenas acaba de empezar? El resultado fue el manuscrito que viene a continuación, dirigido a todo aquel que se haga llamar Molt Honorable y a todos aquellos que exhiben a Jesús crucificado en sus despachos.


Eh, tú,

          date la vuelta. Estoy aquí, justo detrás tuyo, que además de darme la espalda me tienes crucificado. Escucha bien lo que te digo porque voy a ser breve. No acostumbro a usar este método que además puede resultar dañino para el pobre Valent; tenerlo en éxtasis durante mucho rato lo atontaría igual que una sobredosis de LSD, pero es que me tenéis hasta los sacros.

          En su momento pensé que me había quedado corto con los 10 Mandamientos, ahora me conformaría con que cumplierais sólo 3: No Matarás, No me nombrarás en vano y No Robarás (incluye hurto, apropiación indebida o como queráis llamarlo: triquiñuelas), que son precisamente los que más os habéis saltado a la torera.

          La rama católica de mi rebaño os caracterizáis porque (además de haberme utilizado para crear un negocio basado en el chantaje) por un lado insistís en que soy el todopoderoso que todo lo ve, todo lo sabe y está en todas partes, mientras por otro lado os pasáis la vida tratando de tomarme el pelo como si fuera tonto o ciego. Si bien es cierto que lo perdono todo, no lo es menos que todo pecado necesita ser purgado, y de qué manera. El que más me molesta de mis siervos descarriados, me irrita y me saca de quicio (tú no sabes todavía lo que es el Padre fuera de si) es el que no es consecuente con la imagen que cuelga en su despacho; al ateo lo perdono sin más, para que te hagas una idea. Así que toma nota de lo siguiente: antes de llevar a cabo cualquier decisión que afecte a mi rebaño trata de pensar antes qué habría hecho Jesús en tu lugar y actúa en consecuencia; recuerda aquello que te enseñaron los Jesuitas de pequeñito: el buen cristiano debe imitar la vida de Jesús en todo momento (¡que no por ello morirás crucificado, pardal!)
          La primera prueba de obediencia la obtendré mañana cuando ordenes lo siguiente: todo aquel cargo político que tenga ingresos adicionales a su sueldo a raíz de un negocio particular, rentas o cualquier otra procedencia renunciará de inmediato a la totalidad de su salario, haciendo el mismo esfuerzo para subsistir que el que realiza el más pobre de los baleares. Esto es caridad, y caridad es obligación.

          Recuérdale, en buen castellano, a s’apotecari que una mayoría absoluta no pone a mi rebaño a su servicio, si no que la somete a él y a todos vosotros al servicio del ciudadano. Recuérdale que también Adolfo Hitler, José María Aznar y Jaume Matas obtuvieron mayorías absolutas. Adelanto, y esto no es un vulgar horóscopo, que las próximas elecciones no las ganará ningún partido que haya gobernado hasta el día de hoy; lo siento por unas y otras Juventudes que no han querido aprender nada.

          Sigo y acabo. De menor importancia pero con igual urgencia y obediencia retiraréis, de una vez y para siempre, toda imagen de Jesús crucificado, que en lo único en que me favorece es en que salgo mucho más joven, puesto que fallecí pasados los sesenta y con bastante menos pelo, aunque éste es otro dato histórico erróneo al que no doy mayor importancia. Resulta curioso que prefiráis al profeta muerto en la cruz o neonato en la cuna, o sea, calladito. A partir de ahora renunciaréis a esta imagen a cambio de otra más simpática, como pueda ser cenando con mis queridos apóstoles o paseando de la mano de mi amada Magdalena. ¿Tanto me adoráis que no se os ocurre otro instante de mi vida que el de mi macabra tortura para tenerme en el recuerdo? Lamento deciros que dudo mucho que, hoy por hoy, volviera a sacrificarme como entonces.

          Lo dicho sea cumplido

                              
                                                                          A Mi, muy buenas


Valentí Valent se encuentra bien pero agotado tras la divina intervención, así que pasará unos días en Porto Pedro junto a su adorada Cecília. No le gastéis bromas al respecto si lo veis, ya que no recuerda nada y tampoco se lo cree.



(Esta carta se da por firmada)                                 Es Mascle Ros



          

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