martes, 13 de marzo de 2012


PP - YO SOY DEL PP


          ¿Podemos considerar como sana una nación cuyos habitantes lanzan asiduamente expresiones, aparentemente inocentes, tales como soy del PP y similares? No lo sé. Veamos.

           Si en una cafetería de la Rambla barcelonesa, o en otra de la Gran Vía madrileña, Judith afirma con absoluta naturalidad Yo soy del Barça hasta la muerte, en principio no parece que ello conlleve un problema que pueda afectar negativamente a nuestra sociedad. La joven Judith resulta que es culé; probablemente asistirá los domingos al Camp Nou con los colores del club pintados en su rostro para animar a su equipo e increpar a los árbitros, y puede que exhiba sus pechitos sentada a lomos de un joven esperanzado como muestra de júbilo; discutirá con su novio si es periquito e incluso tal vez por ello dure menos la relación, o más; su todavía sano corazón galopará en una final de la Copa de Europa y sus braguitas se humedecerán ante una mirada furtiva de Piqué; con toda seguridad las victorias del club blaugrana alargarán las fiestas nocturnas de esta simpática forofa, mientras que las derrotas despertarán su llanto en los partidos decisivos. Queda, pues, bastante claro que la sentencia Yo soy del Barça pronunciada por la simpática Judith no repercute una amenaza para nuestra sociedad, si exceptuamos el caso extremo y poco probable de que se le ocurra lanzar un botellazo a la cabeza de Juanito. Yo soy del Barça es una declaración que afecta, básicamente, a la taquilla del Camp Nou, al estado de ánimo de la joven y probablemente al pajarito de su novio periquito.

          De esta manera, nos encontramos a diario y a todas horas con afirmaciones más bien inofensivas. Las emitidas en primera persona suelen ser poco o nada peligrosas; Yo soy guapo, soy la ostia o soy de Cáceres puede pronunciarse en cualquier lugar con absoluta tranquilidad. La segunda persona es la más delicada; si decimos eres simpático no hay ningún problema, pero cuando le espetamos a alguien Tú eres catalán conviene estar bien documentado, por si acaso. Pero si lo que queremos es explayarnos, sin duda debemos recurrir a la tercera del singular; saldremos airosos al decir El es imbécil, es idiota o no tiene ni puta idea; son parte de un amplísimo repertorio del deporte nacional.

          Resulta inverosímil, en cambio, escuchar en boca de un restaurador algo así como Yo soy de Rogelio, siendo Rogelio su segundo de cocina, pongamos por caso. Si el restaurador es de Rogelio como Judith lo es del Barça, éste tendrá que cargar toda su vida con el mismo segundo de cocina, tanto si se le pasa el arroz como si toma mal los pedidos o llega borracho al trabajo o no llega, del mismo modo que Judith no se pasará al Madrid sólo porque su equipo baje a segunda.

asno          Pero qué ocurre si a Alejandro le da por decir Yo soy del PP. Pues sucede que con toda probabilidad sea cierto que Alejandro es del PP, literalmente. Y esto sí es una afirmación que repercute directamente sobre toda una nación: allegados y alejados. La pregunta ¿A quién vas a votar? obtiene generalmente en nuestro paisito la respuesta Al PP. ¿Por qué? Porque soy del PP. Y ahí la hemos pifiado, porque Alejandro acaba de declararse propiedad del Partido Popular. Alejandro está a merced del partido de centro y el partido de centro no sólo se valdrá de su inocencia para lucrarse, sino que recurrirá a los bolsillos de todos y cada uno de los ciudadanos de la nación. Altos, bajos, buenos y malos tendremos nuestras pelotillas apretujadas entre las poderosas garras del centro moderado durante al menos cuatro años (¡ay del que trate de apartarse!). Si retomamos el anterior interrogatorio seguramente continuará así ¿Y tú por qué eres del PP?, Por que en mi casa siempre hemos sido de centro, o así Yo siempre he votado al PP y lo seguiré votando toda mi vida…¡Mal te parta un rayo, Alejandro! Esta fijación es precisamente lo que ridiculiza la democracia hasta hacerla añicos y lo que nos conducirá a una situación mucho más desesperante de la que ya hemos alcanzado. No podemos responsabilizar a lo que todavía denominamos "clase política" de la actual crisis cuando, habiéndonos restregado su actitud por mil veces, nosotros seguimos votándoles como burros testarudos.

           Ten mucho cuidado pues, amigo Alejandro, porque si afirmas ser del PP, realmente le perteneces; mientras que él no es de Alejandro. Él ni siquiera es del PP.


      Octavio Capó Truyols                                                 Es Mascle Ros

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