PP - YO SOY DEL PP
¿Podemos considerar como sana una
nación cuyos habitantes lanzan asiduamente expresiones, aparentemente
inocentes, tales como soy del PP y similares? No lo sé. Veamos.
Si en una cafetería de la Rambla
barcelonesa, o en otra de la Gran Vía
madrileña, Judith afirma con
absoluta naturalidad Yo soy del Barça hasta la muerte, en
principio no parece que ello conlleve un problema que pueda afectar
negativamente a nuestra sociedad. La joven Judith resulta que es culé;
probablemente asistirá los domingos al Camp
Nou con los colores del club pintados en su rostro para animar a su equipo
e increpar a los árbitros, y puede que exhiba sus pechitos sentada a lomos de
un joven esperanzado como muestra de júbilo; discutirá con su novio si es
periquito e incluso tal vez por ello dure menos la relación, o más; su todavía
sano corazón galopará en una final de la Copa
de Europa y sus braguitas se humedecerán ante una mirada furtiva de Piqué; con toda seguridad las victorias
del club blaugrana alargarán las fiestas nocturnas de esta simpática forofa,
mientras que las derrotas despertarán su llanto en los partidos decisivos.
Queda, pues, bastante claro que la sentencia Yo soy del Barça pronunciada por la simpática Judith no repercute
una amenaza para nuestra sociedad, si exceptuamos el caso extremo y poco
probable de que se le ocurra lanzar un botellazo a la cabeza de Juanito. Yo soy del Barça es una declaración que afecta, básicamente, a la
taquilla del Camp Nou, al estado de ánimo de la joven y probablemente al pajarito
de su novio periquito.
De esta manera, nos encontramos a diario y a todas horas con
afirmaciones más bien inofensivas. Las emitidas en
primera persona suelen ser poco o nada peligrosas; Yo soy guapo, soy la
ostia o soy
de Cáceres puede pronunciarse en cualquier lugar con
absoluta tranquilidad. La segunda persona es la más delicada; si decimos Tú eres simpático no hay ningún problema, pero cuando le espetamos a
alguien Tú eres catalán
conviene estar bien documentado, por si acaso. Pero si lo que queremos es
explayarnos, sin duda debemos recurrir a la tercera del singular; saldremos
airosos al decir El es imbécil, es idiota o no tiene ni puta idea;
son parte de un amplísimo repertorio del deporte nacional.
Resulta inverosímil, en cambio,
escuchar en boca de un restaurador algo así como Yo soy de Rogelio, siendo Rogelio su segundo de cocina, pongamos por
caso. Si el restaurador es de Rogelio como Judith lo es del Barça, éste tendrá
que cargar toda su vida con el mismo segundo de cocina, tanto si se le pasa el
arroz como si toma mal los pedidos o llega borracho al trabajo o no llega, del
mismo modo que Judith no se pasará al Madrid
sólo porque su equipo baje a segunda.
Pero qué ocurre si a Alejandro le da por decir Yo
soy del PP. Pues sucede que con toda probabilidad sea cierto
que Alejandro es del PP,
literalmente. Y esto sí es una afirmación que repercute directamente sobre toda
una nación: allegados y alejados. La pregunta ¿A quién vas a votar? obtiene generalmente en nuestro paisito la
respuesta Al PP. ¿Por
qué? Porque soy del PP. Y ahí la
hemos pifiado, porque Alejandro acaba de declararse propiedad del Partido Popular. Alejandro está a merced del partido de centro y el partido
de centro no sólo se valdrá de su inocencia para lucrarse, sino que recurrirá a
los bolsillos de todos y cada uno de los ciudadanos de la nación. Altos, bajos,
buenos y malos tendremos nuestras pelotillas apretujadas entre las poderosas
garras del centro moderado durante al menos cuatro años (¡ay del que trate de apartarse!). Si retomamos el
anterior interrogatorio seguramente continuará así ¿Y tú por qué eres del
PP?, Por que en mi casa
siempre hemos sido de centro, o
así Yo
siempre he votado al PP y lo seguiré votando toda mi vida…¡Mal te parta un rayo, Alejandro! Esta fijación es
precisamente lo que ridiculiza la democracia hasta hacerla añicos y lo que nos
conducirá a una situación mucho más desesperante de la que ya hemos alcanzado.
No podemos responsabilizar a lo que todavía denominamos "clase política" de la
actual crisis cuando, habiéndonos restregado su actitud por mil veces, nosotros seguimos votándoles como burros testarudos.
Ten mucho cuidado pues, amigo Alejandro,
porque si afirmas ser del PP, realmente le perteneces; mientras que él no es de
Alejandro. Él ni siquiera es del PP.
Octavio
Capó Truyols Es
Mascle Ros
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