¿POR QUÉ “ES MASCLE ROS”?
Debo reconocer que soy un lector
compulsivo de prensa. Por la mañana demasiado temprano, casi siempre antes del
amanecer, después de sorber un zumo de naranja a toda prisa, salgo al buzón en
busca del periodicucho al que estoy subscrito desde hace veinte años. Si no
está ahí por la razón que sea me pongo hecho un basilisco y, sin antes vestirme
ni asearme salgo raudo con el coche en busca de mi periódico, igual que si se
me hubiera escapado el perro. Suelo encontrarlo en el semáforo de la calle
Andrea Doria.
No sé tomar mi café con leche – tal
vez debiera decir mi cafetera con leche -. Pues eso, no sé tomar mi cafetera
con leche sin hojear mi periodicucho de principio a fin, leyendo absolutamente
todos los titulares, sean o no de mi interés y, en ocasiones, incluso me atrevo
con un artículo que puede llegar a parecerme interesante, original,
inteligente, valiente, divertido, en fin, todas esas cosas que una mujer desea
en un hombre.
Por supuesto que no me creo el único adicto a
la prensa de este mundo. Hay un tipo setentón desayunando a diario en el Bar Isleño
de la calle Aníbal, siempre a primera hora, que se sube por las paredes cuando
descubre a otro cliente con el Diario de Mallorca de la cafetería en sus manos;
claro que el jubilado podría salir a dar un paseo y regresar con su periódico
en menos de cinco minutos a condición de desembolsar uno con diez euros, pero
así (todos lo sabemos) el ritual matutino se iría a la porra perdiendo toda su
gracia. Entonces el viejo se sienta con su cortadito en la mesa que se
encuentra justo al lado del “lector afortunado”, apoya sus codos de manera que
parece estar fingiendo estudiar bajo la mirada vigilante de un hermano
salesiano, para de vez en cuando girar la cabeza hacia el pupitre del lector en
un movimiento rápido pero nervioso, como si tratara de copiar el examen a su
vecino de clase, El pobre hombre las pasa canutas, y no termina su agonía hasta
que su vecino, probablemente sintiéndose incómodo o agobiado, le cede por fin
el dichoso periódico; ahí es cuando la cara del anciano se transforma en la
mayor manifestación de éxtasis, recordando a un mercader judío saliéndose con
la suya. Pues bien, yo soy como ese señor del Bar Isleño.
Pero centrémonos en la cuestión. La
prensa que leo, en general, me parece excesivamente conformista. Además, debo
reconocer no sin avergonzarme que, cada vez más, centro demasiado mi atención
en las esquelas y en las páginas de sucesos, y me da la impresión de que mi curiosidad
por las iniciales de quien ha sufrido un accidente se está volviendo insana. Si
por ejemplo en Diario de Mallorca aparecen solo las iniciales del asesino o la
víctima me remito a Ultima Hora para tratar de descubrir al menos el primer
apellido del desafortunado. Con el mismo entusiasmo que repaso los números de
la primitiva para ver si coinciden con los de mi boleto, parece que deseara que
el titular de la esquela o el accidentado en la vía de cintura aparezca en mi
agenda de amistades o familiares. Solo reflexionar sobre este vicio me pone la
carne de capón.
Llamar conformista a la prensa local
es quedarse corto. Cada periódico tiene demasiados amigos a los que proteger y
otros tantos enemigos con los que ensañarse. Ya no hay publicación de gran
tirada que no se muestre descaradamente casado con uno u otro partido político.
Sus esfuerzos por disimularlo incluyendo algún que otro colaborador opuesto a
la tendencia del periodicucho, como queriendo demostrar imparcialidad, resultan
patéticos e insultantes para el lector. A eso debo añadir su poca originalidad
a la hora de decidir qué es noticia y cuál debe destacar por encima de las
demás. La manía de sacar a diario los dimes y diretes de la clase política en
primera página me parece tan interesante como hacer un seguimiento de las
fechorías de un pillastre de medio pelo: sencillamente aburre y denota falta de
imaginación y de voluntad periodística. Recuerda Stefan Zweig en su obra cumbre
y autobiográfica “El mundo de ayer”, libro por cierto imprescindible, que hasta
los preliminares de la primera guerra mundial las portadas de la prensa nunca
se habían dirigido hacia la clase política, sino hacia menesteres sociales y,
sobretodo, de la cultura. A su vez, Sweig teme que este nuevo diseño de portada
se eternice y no vuelva jamás al mundo de ayer.
ES MASCLE ROS tratará de divulgar
noticias originales y veraces, siempre sin pelos en la pluma, informando y
entreteniendo al valiente lector que se embarque en nuestra aventura y,
sobretodo, tratando de no repetir lo que ya ha publicado el resto de la prensa.
¿PERO
QUIÉN ES “ES MASCLE ROS”?
Tengo el mal vicio de cotillear entre
las estanterías de mi anfitrión, sin pedir siquiera permiso, cuando estoy
invitado a cenar, por ejemplo. Nada más llegar a casa de un camarada que ha tenido
la cortesía de obsequiarme con un banquete, después de entregarle personalmente
la botella de Chateneve du Pape de rigor y dejar mi abrigo en manos de la
doncella, me dispongo a husmear entre las estanterías del salón e incluso las
de su despacho privado, a ver qué encuentro. Mientras tanto mi amigo descorcha
la botella de vino y le comenta a su mujer “Éste querrá hablar de libros otra
vez”, “Emborrachémonos” responde ella.
Pues bien, una noche del pasado
agosto, en casa de una amiga, mientras ella se esmeraba en preparar la mesa y
servir la cena, no encontré una extensa biblioteca en su salón, pero a cambio
descubrí una “Guía secreta de Mallorca” de Guillem
Frontera editada por Sedmay en 1979. Me enamoré nada más hojearla y la
escondí en mi chaqueta. No se la pienso devolver. Es una maravilla. Y la página
89 la hace aún más gloriosa, si cabe. Fue ahí donde conocí a Jordi Martí i Rosselló, alias Es Mascle Ros (perque som un mascle i
perque som ros), director del semanario más valiente e inteligente del
siglo pasado: “Foch y Fum”. Acérrimo enemigo de Juan March i Ordinas (a) Verga, pleiteó con éste y publicó en su semanario la evolución del
caso al que él llamaba “Verga-Mascle Ros” sin perder nunca su riquísimo sentido
del humor, a pesar de ser multado y expulsado de Mallorca.
La página 89 de la guía de Guillem
Frontera – gracias de todo corazón, señor Frontera – me condujo a la biblioteca
de la fundación Bartomeu March, donde las tardes pasaban volando mientras me
asombraba de lo que se puede hacer con una publicación, siempre y cuando se
tenga lo que hay que tener y se prescinda de lo sobrante. Pero no hablaré más,
por el momento, de Jordi Martí i Rosselló, puesto que iremos publicando en la
sección “Foch y Fum” sus páginas más memorables, que lo fueron casi todas.
Lean y disfruten
P.D: el de la foto es Juan March
Octavio
Capó i Truyols
Que pena que Zweig acabara como acabó. Tienes que leer María Estuardo. Un mundo de ayer lo tengo en la cola. Prometido comentarlo cuando lo lea.
ResponderEliminarLeeré María Estuardo. "Un mundo de ayer" es un poco diferente a toldo lo demás publicado por Zweig por ser autobiográfico, además de su extensión - Zweig solía escribir novela corta - y es sin duda su obra maestra. Un saludo, Laura. Y gracias por entrar en Es Mascle Ros
ResponderEliminary el hijo del mascle ros este vaya tio tan capullo
ResponderEliminarCreí que este blog se había propuesto conservar el buen gusto. Los insultos están de más.
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