EL SEXO DE BAUZÁ

          Nada más ganar el PP las elecciones, o puede incluso que antes, dos rumores se extendieron por todo Palma a velocidad de vértigo: “Bauzá es marica” y “Bauzá es maricón”. Dicha comidilla apuntaba, como todos ya sabéis, nada menos que al President del Govern Balear (Presidente del Gobierno Balear). El chisme es tan popular (P) que, a estas alturas, si a alguno de vosotros se le ocurre comentarlo tan solo puede esperar una respuesta: “Ya lo seeeé, y su novio es bombero y vive en Sa Cabaneeeeta”, “que noooo, que és de Pòrtol” (que no, que es de Pórtol).

          No sabemos si el President Bauzá, por poner un ejemplo, donó en su día un riñón para salvar la vida a un  desconocido, pero si así fuera y si en alguna ocasión hubiera pasado la noticia ante nuestras narices ya lo habríamos olvidado; o tal vez a alguien se le hubiera ocurrido comentar “¿sabe al menos si el receptor es de derechas?”, con el consiguiente y vulgar “ja, ja, ja”. Somos así de simples, así de mediocres. Frivolidad. En cambio, cuando el comentario trata de dónde pone el ojo el Molt Honorable (Muy Honorable) somos todo oídos, y eso debiera avergonzarnos y hacernos reflexionar, un poco.

          ¿Acaso no presumimos todos de tolerantes; ahora más que nunca? ¿No decimos de alguien que es un tipo estupendo y que me cae de puta madre nada más enterarnos de que un conocido nuestro es gay? Nos vanagloriamos de tener amigos en la otra acera: “yo conozco a un montón de gays”, “coño y yo”, “yo tengo una amiga lesbiana”, “anda, pero si yo tengo una prima que también lo es, estoy seguro”, “¿son homosexuales las lesbianas?”, “sí, también”, “¿y son gays las chicas?”, “no lo sé, pregúntale a tu prima” En fin, nos hemos ido familiarizando, más o menos, con todas estas palabras pero, ¿en verdad somos tan tolerantes? Si en verdad lo somos, qué nos importa un comino la sexualidad del señor Bauzá.

         Lo más exasperante de un rumor de ese calibre, aparte de su velocidad, es nuestra disposición para extenderlo y, sobre todo, la facilidad con que nos lo creemos, y es que ni se nos pasa por la cabeza ponerlo en duda. “Sí, sí, lo sé de bueeena tintaaa, incluso me han dicho dónde vive su novio, que es bombero”. Y al darnos media vuelta ya nos hemos olvidado de quién nos lo ha contado y buscamos con desesperación a algún amiguete para soltarle “oye, ¿sabes lo de Bauzá, peró?”, “sí, ¿qué fue de su riñón?”, “¿Qué riñón ni qué leche, de qué hablas, tía?” Lo curioso, por otra parte, es que la falacia salga de boca de sus propios votantes, en la mayoría de los casos. ¡Vergonya, cavallers, vergonya! (¡Vergüenza, caballeros, vergüenza!)

          El President Bauzá se merece, y desde aquí se lo transmitimos, el mismo respeto que cualquier otra persona, que es todo. Lo que menos nos debe interesar, como ciudadanos responsables y como seres humanos, es la tendencia sexual de nuestro presidente, y sí en cambio su actitud de cara al pueblo balear, las decisiones que pueda tomar y cómo nos repercuten, las promesas electorales cumplidas y las que se perdieron con la palabra. Y nada más. Bueno sí, si está bien de salud.

          Con el profundo deseo de que el dichoso rum-rum no afecte a la conducta de nuestro gobernante ni al futuro del pueblo balear (que a algunos ya os vale), ahí va un grito de ¡¡¡Animo, y adelante, President (Presidente)!!!

Octavio Capó Truyols