LOS NIÑOS COMEN DE
TODO SI …
Con
encontrarse algo de color verde en el plato, o simplemente oír la palabra
guisante, es suficiente para que muchos de nuestros hijos rechacen el menú con
rotundidad y una irritante expresión de asco en el rostro. A menudo nos vence
su terquedad y la dieta infantil acaba por reducirse a carne, patatas fritas,
rebozados y Nocilla. Pero la
posibilidad de que esto cambie radicalmente y los niños acaben comiendo variado
y sano es real y, además, muy fácil: que cocinen ellos. No falla.
No
se lo propongas, simplemente dile a tu hijo que “hoy vamos a cocinar”. Al
principio no le apetecerá, pero para eso estás tú y tu autoridad, que es dulce
pero rotunda. No tengas miedo en preparar un plato elaborado, los niños
aprenden rápido. Enséñale a usar la cocina sin miedo y con responsabilidad, y
familiarízale con el cuchillo cebollero cuanto antes. En contra de la creencia
popular, los niños deben empezar a manejar cuchillos muy afilados y con la hoja
en perfecto estado, éstos no cortan deditos, en cambio los que han adquirido
defectos en la hoja son resbaladizos y sí cortan: al afilador con ellos. A tu
hijo le sorprenderá que esté haciendo algo de mayores y que se le de
estupendamente. Una vez haya emplatado los canelones de espinacas o el lomo con
col que él ha elaborado querrá probarlo, y le gustará, le encantará. Comprobado
y garantizado.
Es
importante que se acostumbren a comer alimentos frescos y variados. La fruta debe
consumirse en ayunas, nunca de postre, y a razón de tres piezas diarias (una
antes de cada comida). La dieta mediterránea es tan saludable como la japonesa
pero no suele serlo el orden en que la ingerimos. Los bollos y la Nocilla,
junto con huevos, cereales y leche deben comerse durante el desayuno, que será
la comida con más calorías de la jornada. Seamos exigentes y vigilemos el menú
que les dan en el cole. Merienda para recuperar fuerzas al llegar a casa y cena
ligera, ensalada. Mc Donalds no
existe por mucho que ellos insistan; tal vez sean los únicos de su clase que no
hayan pisado nunca un antro de esos, mejor.
Por
otra parte, la participación de los niños en las labores domésticas es
imprescindible y muy saludable, los implica y los hace responsables. En mi casa
tengo tres machotes y una niña (y no quiero más) de entre 6 y 12 años; hay otro
machito de 48 años, pero de ése no hablamos hoy. Además de cocinar en equipo y
repartir las responsabilidades según la edad (la chiquitina no se encarga de
escurrir los espaguetis, como es natural), se turnan para hacer la colada,
saben qué detergente usar, qué programa de la lavadora es el conveniente y no
mezclan la ropa blanca con la de color, algo demasiado fácil para un niño. Todo
ello no es negociable y se hace sin rechistar. También sabrán coserse un botón
y plancharse una camisa, la cuestión es que a los dieciocho deben estar fuera
de casa. No lo retrases, cuanto antes mejor para ellos. Los echarás de menos,
qué le vamos a hacer.
¿Qué
pasa si uno de los críos nos pilla echando un polvote con nuestra pareja?
Absolutamente nada, ni le creará un trauma ni le dejará secuelas. Se
sorprenderá o se asustará un poco, pero nada más. Cuando hayas acabado le
explicas como buenamente puedas lo que estaban haciendo papá y mamá y punto, no
tengas miedo a meter la pata. Lo que sí puede acarrear graves consecuencias es
que los niños sean testigos de riñas y gritos entre sus progenitores, sobre
todo si son constantes. De las hostias ya ni hablamos. El estrés infantil es
tremendamente perjudicial, causa depresión en los niños, baja autoestima y
malformaciones en la columna vertebral, a veces irreversibles. Si te pillan
haciéndolo con tu vecino cómprales un Scalextric
y procura ser más discreta la próxima vez, zorra.
Una
hora de deporte intensivo no es suficiente para esos mozos, necesitan más. El
deporte en equipo es muy recomendable aunque no se debe descartar la natación.
Ahí pueden elegir ellos, dentro de unos límites. Se puede alternar el deporte
con las clases de música u otras actividades creativas como la pintura. Déjalos
opinar y rectificar si se han equivocado. Estas actividades les proporcionan
madurez, disciplina y autonomía: maduran. Recuerda que no sirve de nada un buen
resultado en una prueba de inteligencia si no se le saca provecho.
Si
no hay deberes, habrá una o dos horas de lectura, en voz alta si es necesario;
imprescindible los fines de semana y durante sus largas vacaciones. Los
beneficios de la lectura son innumerables y entre ellos se descubre un
incremento considerable en la facilidad para los estudios. Durante el período vacacional
no dejarán sus tareas domésticas, pero es imprescindible que disfruten a tope y
libremente.
Enséñales
a saludar y a ser correctos y educados con amigos e invitados, pero no se les obliga a besar si
ellos no quieren, de ninguna manera. Si por tu parte hay falta de empatía con
uno de tus hijos, si te cuesta relacionarte más con él que con los otros, no te
alarmes; antes que nuestros hijos son personas, y pueden ser muy diferentes a
nosotras. Si no comprendes a tu hijo no lo lleves al psiquiatra, ve tú al
psiquiatra, puesto que eres tú la que tiene un problema de comprensión. Debemos
evitar alarmarnos con demasiada facilidad.
Por
último recuerda que “tu” puede ser un pronombre posesivo o relativo. Tus bragas
son tuyas y puedes hacer con ellas lo que quieras, tu hijo es tu
responsabilidad.
Si
de todos esos consejos sacas la conclusión de que “no hay tiempo”, disculpa que
te contradiga: abandona el televisor en un contenedor de basura y entrará una
tonelada de tiempo en tu casa. Por mi parte, la “pleisteishon” se la podrán
comprar con su dinero cuando se hayan emancipado, si es que todavía les
apetece. Un proyector para ver alguna peli los fines de semana es una buena
idea. En cualquier caso, como dicen los franceses, it’s your business.
Si
tienes algún buen consejo que darnos, por favor, apúntalo en “comentarios” y
pulsa “imprimir”. Te lo agradeceremos. Besos para todas.
Es gordo des mc donalds se pareix a tu de petit
ResponderEliminarMe imagino que te refieres a Octavio o a Valentí, yo para nada me parecía al pobre crío de la fotografía. Saludos.
ResponderEliminarSofía Mejuto