¿QUÉ SIGNIFICA
CULTURA?
Un
amigo, -llamémosle José Ramón- nos revela un dato significativo, según él, que nos
llama la atención y obliga a fruncir el ceño. Desconfiamos de la supuesta
información que nos acaba de llegar, discrepamos o nos mostramos escépticos: es
demasiado fuerte, es un escándalo, no puede ser verdad. Inmediatamente José
Ramón se disculpa para levantarse e ir a por un periódico de los que hay sobre
la barra del bar, se acerca de nuevo a la mesa y, en ese instante, abre el diario
por la página tal y nos estampa la noticia en las narices. “¡Coño! Pues tenías
razón, José Ramón. Perdona, tío. Déjame ver…” Procedemos a leer con detalle la
noticia que nos acaba de dar nuestro mejor amigo y
juramos no volver a ser tan desconfiados con él. José Ramón se sienta
satisfecho y reconciliado enciende un cigarrillo.
No
ha sido la primera vez que contradecimos a José Ramón injusta y
precipitadamente. En otra ocasión ya nos relató un suceso de los que ponen los
pelos de punta – a José Ramón le gusta contar cosas fuertes, impactantes – y
también lo mandamos a la porra. Mal hecho, porque él volvía a tener razón. “Lo
he visto esta mañana en la tele”, argumentó aquella vez nuestro colega para
defender su relato. Pero no era suficiente, la noticia era una bomba y no nos
la tragamos ni con esas, por eso rebatimos su defensa con un “Ya, seguro, lo
habrás visto en el programa de Ana Rosa
Quintana”, un clásico del aikido coloquial. José Ramón no se rinde ni mucho
menos, sino que contraataca espetando “En el telediario, capullo, sale en el
telediario”. Pero nuestro escepticismo no tiene límites, y además nos gusta
cabrear un poco a nuestro compañero, así que esquivamos el contraataque con
otro clásico, “Claro, José Ra, lo habrás visto en las noticias de Tele 5. Cambia de cadena, hombre, que
para eso inventaron el mando a distancia”. José Ramón remata la faena y gana
por goleada, “Salía en el telediario de La
1, La 2, Cuatro, La sexta y
volverá a salir esta noche” Nos ha dejado sin palabras. ¿Será posible? Al llegar
a casa encendemos la caja lista (los tontos somos nosotros) y, efectivamente,
José Ramón estaba en lo cierto. Le llamamos por teléfono, nos disculpamos, le
damos la razón (que es muy importante) y comentamos la noticia del día durante
unos minutos.
José
Ramón también es un especialista en recurrir a las citas. Ante un rumor que él
cree cierto, por ejemplo, suele utilizar aquella de “cuando el río suena, agua
lleva”, apoyando la famosa teoría de Goebbels.
Los refranes son otro antídoto muy popular contra el escepticismo. También
podemos inventarnos una frase y atribuírsela a un personaje ilustre, a menudo
funciona.
Sin
embargo otro amigo mío, Pepe Asecas,
trataba de explicarme el domingo ante un periódico abierto qué es la cultura.
Me explicó que la cultura consiste en discrepar de todo aquello que llega a
nuestros oídos, aunque nos lo cuente nuestra propia madre, o sobretodo si nos
lo cuenta nuestra propia madre. Me dijo Pepe Asecas que la persona culta
indaga, investiga y aprende a escribir la noticia por su cuenta sin más ayuda
que el respeto por si mismo. Me lo tuve que creer por narices, ni siquiera
recurrí al telediario de La 2.
Me
acordé, aunque realmente no viene mucho a cuento, que en una ocasión me
entrevistó una bellísima periodista. Quince días más tarde abrí el periódico en
Formentera y me observé doblemente
retratado, a todo color y en las páginas centrales. Qué satisfacción, de
verdad. Después de coquetear con las fotografías - parecía un numerario del Opus, pero me daba igual – pasé a
repasar el texto. (He escrito “repasar” porque esto es lo que hacemos cuando
leemos nuestro propio discurso). La alegría fue máxima, el entrevistado era un
tipo genial, hablaba que te cagas y empleaba expresiones como “sui géneris” y
otras por el estilo. Todos mis temores de haber metido la pata durante la
entrevista se disiparon gracias a aquel impostor que decía “tal y cual muy sui
géneris”.
En
agradecimiento con aquel periódico hice la promesa de hacer lo imposible para
no descubrir nunca el significado de “sui géneris”, ¿mi qué? Hasta el día de
hoy, y ya ha llovido, he logrado mantener el enigma. Y es que soy un inculto.
Octavio
Capó Truyols Es Mascle Ros
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