domingo, 5 de febrero de 2012


¿POR QUÉ “ES MASCLE ROS”?


         Debo reconocer que soy un lector compulsivo de prensa. Por la mañana demasiado temprano, casi siempre antes del amanecer, después de sorber un zumo de naranja a toda prisa, salgo al buzón en busca del periodicucho al que estoy subscrito desde hace veinte años. Si no está ahí por la razón que sea me pongo hecho un basilisco y, sin antes vestirme ni asearme salgo raudo con el coche en busca de mi periódico, igual que si se me hubiera escapado el perro. Suelo encontrarlo en el semáforo de la calle Andrea Doria.

          No sé tomar mi café con leche – tal vez debiera decir mi cafetera con leche -. Pues eso, no sé tomar mi cafetera con leche sin hojear mi periodicucho de principio a fin, leyendo absolutamente todos los titulares, sean o no de mi interés y, en ocasiones, incluso me atrevo con un artículo que puede llegar a parecerme interesante, original, inteligente, valiente, divertido, en fin, todas esas cosas que una mujer desea en un hombre.

           Por supuesto que no me creo el único adicto a la prensa de este mundo. Hay un tipo setentón desayunando a diario en el Bar Isleño de la calle Aníbal, siempre a primera hora, que se sube por las paredes cuando descubre a otro cliente con el Diario de Mallorca de la cafetería en sus manos; claro que el jubilado podría salir a dar un paseo y regresar con su periódico en menos de cinco minutos a condición de desembolsar uno con diez euros, pero así (todos lo sabemos) el ritual matutino se iría a la porra perdiendo toda su gracia. Entonces el viejo se sienta con su cortadito en la mesa que se encuentra justo al lado del “lector afortunado”, apoya sus codos de manera que parece estar fingiendo estudiar bajo la mirada vigilante de un hermano salesiano, para de vez en cuando girar la cabeza hacia el pupitre del lector en un movimiento rápido pero nervioso, como si tratara de copiar el examen a su vecino de clase, El pobre hombre las pasa canutas, y no termina su agonía hasta que su vecino, probablemente sintiéndose incómodo o agobiado, le cede por fin el dichoso periódico; ahí es cuando la cara del anciano se transforma en la mayor manifestación de éxtasis, recordando a un mercader judío saliéndose con la suya. Pues bien, yo soy como ese señor del  Bar Isleño.

          Pero centrémonos en la cuestión. La prensa que leo, en general, me parece excesivamente conformista. Además, debo reconocer no sin avergonzarme que, cada vez más, centro demasiado mi atención en las esquelas y en las páginas de sucesos, y me da la impresión de que mi curiosidad por las iniciales de quien ha sufrido un accidente se está volviendo insana. Si por ejemplo en Diario de Mallorca aparecen solo las iniciales del asesino o la víctima me remito a Ultima Hora para tratar de descubrir al menos el primer apellido del desafortunado. Con el mismo entusiasmo que repaso los números de la primitiva para ver si coinciden con los de mi boleto, parece que deseara que el titular de la esquela o el accidentado en la vía de cintura aparezca en mi agenda de amistades o familiares. Solo reflexionar sobre este vicio me pone la carne de capón.

          Llamar conformista a la prensa local es quedarse corto. Cada periódico tiene demasiados amigos a los que proteger y otros tantos enemigos con los que ensañarse. Ya no hay publicación de gran tirada que no se muestre descaradamente casado con uno u otro partido político. Sus esfuerzos por disimularlo incluyendo algún que otro colaborador opuesto a la tendencia del periodicucho, como queriendo demostrar imparcialidad, resultan patéticos e insultantes para el lector. A eso debo añadir su poca originalidad a la hora de decidir qué es noticia y cuál debe destacar por encima de las demás. La manía de sacar a diario los dimes y diretes de la clase política en primera página me parece tan interesante como hacer un seguimiento de las fechorías de un pillastre de medio pelo: sencillamente aburre y denota falta de imaginación y de voluntad periodística. Recuerda Stefan Zweig en su obra cumbre y autobiográfica “El mundo de ayer”, libro por cierto imprescindible, que hasta los preliminares de la primera guerra mundial las portadas de la prensa nunca se habían dirigido hacia la clase política, sino hacia menesteres sociales y, sobretodo, de la cultura. A su vez, Sweig teme que este nuevo diseño de portada se eternice y no vuelva jamás al mundo de ayer.

          ES MASCLE ROS tratará de divulgar noticias originales y veraces, siempre sin pelos en la pluma, informando y entreteniendo al valiente lector que se embarque en nuestra aventura y, sobretodo, tratando de no repetir lo que ya ha publicado el resto de la prensa.



¿PERO QUIÉN ES “ES MASCLE ROS”?


          Tengo el mal vicio de cotillear entre las estanterías de mi anfitrión, sin pedir    siquiera permiso, cuando estoy invitado a cenar, por ejemplo. Nada más llegar a casa de un camarada que ha tenido la cortesía de obsequiarme con un banquete, después de entregarle personalmente la botella de Chateneve du Pape de rigor y dejar mi abrigo en manos de la doncella, me dispongo a husmear entre las estanterías del salón e incluso las de su despacho privado, a ver qué encuentro. Mientras tanto mi amigo descorcha la botella de vino y le comenta a su mujer “Éste querrá hablar de libros otra vez”, “Emborrachémonos” responde ella.

          Pues bien, una noche del pasado agosto, en casa de una amiga, mientras ella se esmeraba en preparar la mesa y servir la cena, no encontré una extensa biblioteca en su salón, pero a cambio descubrí una “Guía secreta de Mallorca” de Guillem Frontera editada por Sedmay en 1979. Me enamoré nada más hojearla y la escondí en mi chaqueta. No se la pienso devolver. Es una maravilla. Y la página 89 la hace aún más gloriosa, si cabe. Fue ahí donde conocí a Jordi Martí i Rosselló, alias Es Mascle Ros (perque som un mascle i perque som ros), director del semanario más valiente e inteligente del siglo pasado: “Foch y Fum”. Acérrimo enemigo de Juan March i Ordinas (a) Verga, pleiteó con éste  y publicó en su semanario la evolución del caso al que él llamaba “Verga-Mascle Ros” sin perder nunca su riquísimo sentido del humor, a pesar de ser multado y expulsado de Mallorca.

         La página 89 de la guía de Guillem Frontera – gracias de todo corazón, señor Frontera – me condujo a la biblioteca de la fundación Bartomeu March, donde las tardes pasaban volando mientras me asombraba de lo que se puede hacer con una publicación, siempre y cuando se tenga lo que hay que tener y se prescinda de lo sobrante. Pero no hablaré más, por el momento, de Jordi Martí i Rosselló, puesto que iremos publicando en la sección “Foch y Fum” sus páginas más memorables, que lo fueron casi todas.

         Lean y disfruten

P.D: el de la foto es Juan March

Octavio Capó i Truyols                                    

4 comentarios:

  1. Que pena que Zweig acabara como acabó. Tienes que leer María Estuardo. Un mundo de ayer lo tengo en la cola. Prometido comentarlo cuando lo lea.

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  2. Leeré María Estuardo. "Un mundo de ayer" es un poco diferente a toldo lo demás publicado por Zweig por ser autobiográfico, además de su extensión - Zweig solía escribir novela corta - y es sin duda su obra maestra. Un saludo, Laura. Y gracias por entrar en Es Mascle Ros

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  3. y el hijo del mascle ros este vaya tio tan capullo

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  4. Creí que este blog se había propuesto conservar el buen gusto. Los insultos están de más.

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