lunes, 10 de septiembre de 2012


TODOS SOMOS JOSÉ BRETÓN

 


José Bretón les ha quitado la vida a sus dos hijos y después los ha incinerado por despecho a su ex-pareja. Sin embargo, usted no es mejor persona que José Bretón. No indague en su código genético ni se apoye en una infancia cálida, es inevitable. ¿Yo soy yo y mi circunstancia? Entonces todos somos José Bretón. Lo lamento. Ya puede dejar de insultarle, relájese. Por si no le ha quedado claro, imagine a la que pudiera clasificarse como la peor persona de la historia de la humanidad y compárese con ella. Usted no es mejor persona que Adolf Hitler.

Es un fastidio, porque nos pasamos la mayor parte del tiempo tratando de juzgar a los demás con el fin de encasillarlos en una posición desventajosa con respecto a nosotros. Lo conseguimos sin apenas esfuerzo, tan sólo con un poco de imaginación e ira, y obviando algunos detalles, como hacía el fürer esquematizando sus planes imperiales: pasar por alto incómodos matices. Después nos lo creemos y ya está, así de fácil. Aunque parezca mentira, resulta dificilísimo darle la vuelta a un juicio, por más precipitado o pueril que éste sea.

José Bretón, como muchos otros, no ha hecho otra cosa que alegrarnos el día. Dedicamos mil veces más tiempo a seguir el macabro asesinato por televisión que en leer un capitulillo de los ensayos de Montaigne, por ejemplo. Pero, no se preocupe, porque los lectores de Montaigne y Dostoievski tampoco son mejores personas que José Bretón.

Usted es una persona afable, encantadora y además tiene una conversación amena como pocos, lo sé de buena tinta. No ha pegado nunca a sus hijos y es probable que no lo haga jamás. No roba a sus socios y se para en la carretera si se encuentra con un motorista herido. Sin embargo, usted no es mejor persona que José Bretón. Si llegara usted a creerse lo leído hasta el momento se harían añicos casi todos sus esquemas, aunque para esto ya estábamos advertidos: “si no quieres que te rompan los esquemas, no te los fabriques”. Puedo afirmar de usted que es un ser humano cojonudo sin temor a equivocarme, pero muy a mi pesar, mentiré si digo que somos mejores que Antonio Anglés.

Usted se alegra por el crimen que ha cometido José Bretón, y lo manifiesta con ira e indignación, y por supuesto lo niega. ¡Hijo de puta!, decimos, y así nos excluimos inmediatamente de ser como él. José Bretón, Adolf Hitel y José Ramón Bauzá no son peores personas que usted, simplemente nos muestran lo alto que está el listón que, no le quepa duda, todos podemos alcanzar.

Si quiere continuar sin creer lo que acaba de leer, ni se le ocurra abrir un libro del tal Montaigne o el dichoso Dostoievski ni ningún otro, porque de hacerlo podría acabar creyendo a pies juntillas cada palabra de este articulito. Siga mirando la tele, es la única fórmula para continuar siendo mejor persona que el tal Bretón, aunque también estará comprando papeletas para alcanzar el listón del infanticida. Pero no se preocupe, porque José Bretón tampoco es mejor persona que usted.

Y ahora, por haber aguantado hasta aquí, un regalo. Abandone su aparato televisor en un contenedor, hecho añicos, y en menos de un año se habrá acabado la crisis. Palabra. Prescindir de semejante trasto es más instructivo  que leer a Camus, por ejemplo. No lea, saque la tele a la basura. Pruebe, ¿a que no hay huevos?

¡Ah!, se me olvidaba: no vale con vender la tele en segundamierda.com, es preciso que la destruya antes de posarla sobre el contenedor de la basura.



Octavio Capó Truyols                                        Es Mascle Ros



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