domingo, 11 de marzo de 2012


EL CARRIL HUMMER, YA!


          Hace ahora once años, una docena de ingenieros de una histórica factoría de Sttuttgart se devanaban los sesos tratando de diseñar un revolucionario automóvil. Si en sus orígenes, el mítico Ferdinand Porsche había logrado, con el Wolkswaggen Beatle, fabricar el coche ideal para el pueblo alemán, ya entrado el siglo XXI y con la civilización germana establecida en Mallorca, había llegado el momento de construir el vehículo ideal para circular por la antaño isla más hermosa del Mediterráneo.

          ¿Pero en qué consiste fabricar un vehículo idóneo para recorrer la sinuosa carretera que bordea el periplo de la desolada Serra de Tramuntana? ¿Qué coche elegiríamos para recorrer la distancia que separa Palma de Lluchmajor, o para ir de Felanitx a Cas Concos? Y sobre todo, ¿cuál es el automóvil con el que unos padres responsables deben acompañar a su benjamín al cole? El dilema estaba servido.

          Después de darle vueltas y más vueltas a la cabeza, sorteando una y otra vez las cuatro esquinas que la componen, los doce de Sttuttgart lograron el genial resultado, al que bautizaron Porsche Cayenne (coche del pueblo balear) Turbo. 4,8 litros de cilindrada, 500 cv. de potencia y neumáticos de a seis mil euros el juego es lo mínimo que se le debe exigir a un coche para circular por Mallorca.          No tardaron en salir imitadores como el BMW con su insuficiente X5, los AUDI Q3, Q5 Y Q7 (¿para cuándo el Q9?) o Mercedes, rozando los dos metros de anchura con la clase G. Finalmente Hummer puso la guinda con su bestial HUMMER.

          Si bien las autovías mallorquinas cumplen correctamente su cometido, permitiendo unir Palma y Manacor en pocos minutos y evitando la tortura de recorrer y atravesar puebluchos indigestos, hay algunos barrios de Palma, cuyas viviendas nos han costado millones, donde todavía tenemos que hacer los deberes. Son muy inteligentes los que saben que me refiero al exquisito Casco Antiguo. Puede parecer delicioso vivir en primera línea del Parc de la Mar, pero a la hora de sacar mi Hummer del garaje, créanme si les digo que envidio a mis vecinos de Eusebio Estada. Un calvario, cavallers, un calvario.
          Tengo la absoluta convicción de que el señor alcalde de Palma, después de abolir el carril bici (lo primero es lo primero) y de atar bien corto a sus coloradotes usuarios, tendrá a bien adaptar determinadas calles del centro histórico para que las nuevas generaciones de la automoción puedan circular a sus anchas. Las cercanías del carrer de Can Alonso en Can Amunt y el envoltorio del carrer Sant Felio en Can Avall, huelga decir, deben ser absolutamente remodeladas y adaptadas a tiempos mejores. Dejemos que la nostalgia se derrame en lágrimas de ARCA y demás onerosos, el tiempo lo cura todo.

          Algunos ciudadanos, a los que todavía (ya estamos tardando) no se les ha privado el libertinaje de expresión, dirán que esos abultados coches son enemigos del medioambiente por sus emisiones, que es una sandez y una falta de respeto el dispendio de 150.000 € por un utilitario en Mallorca y en los tiempos que corren y nos invitarán a subir a un autobús a respirar el mismo aire que… En fin, ya saben a qué me refiero. El astuto lector y su seguro servidor conocemos una palabra que define perfectamente a esta escoria ciudadana: envidia, cavallers, envidia.





Octavio Capó Truyols, para                     ES Mascle Ros  
       

No hay comentarios:

Publicar un comentario