viernes, 16 de marzo de 2012

BOLSA REALIDAD

 La bolsa es el mayor estercolero del mundo. Antonio Sáez del Castillo


      El señor Jiménez es un industrial que cada vez dedica menos tiempo a su empresa. Sigue llegando puntual a su despacho, incluso antes que su secretaria doña Lourdes; aun así rara es la ocasión en que asiste a las juntas ordinarias. La maderera lleva décadas funcionando y Jiménez ha aprendido, con el tiempo, a delegar responsabilidades en personas muy válidas, incluso más eficaces que el propio presidente de la compañía, según él mismo reconoce abierta y alegremente. Pero el jefe no deja su despacho de lunes a viernes, ahí se encuentra a las mil maravillas para entretenerse jugando con sus amigotes; son sólo cuatro o cinco los que participan y lo hacen en igualdad de condiciones y, sobre todo, en absoluto secreto. Palabra de caballero.

      Hoy es un día especial; vamos, que va a ser uno de esos días, y Jiménez sorbe su café precipitadamente, demasiado caliente. Se frota las manos y, con una sonrisa en su rostro y las mandíbulas apretadas, espera impaciente a que se abra la sesión. Observa un cigarro habano mientras recuerda cuando los fumaba en sus inicios a pesar de que los detestaba; ahora los adora, pero ha prometido no encender el puro hasta cerrada la operación, antes de las 12:30 si no ocurre ningún imprevisto. Ojea la prensa despreocupado, conocedor de que nada de lo publicado puede afectarle, dadas las circunstancias. Por fin Lourdes aparece con un sobre amarillo cerrado, ajeno a la compañía, que contiene las instrucciones a seguir. Son las reglas del juego. Jiménez y sus amigos, poco a poco, han ido acumulando un considerable paquete de acciones del Santander en una discreta operación que ha durado meses; hoy cotizan a 6’39 en la apertura de la Bolsa española, y han sabido aprovechar una senda no demasiado alcista pero sólida gracias a la cantidad de capital que los cinco han aportado. Jiménez abre el sobre amarillo, del cual ya conoce de antemano la mayoría de indicaciones: habiéndose presentado una jornada en positivo seguirá comprando paquetes de acciones, al igual que la mayoría de inversores, procurando que el valor no pierda el 6’39 y evitando que suba más de un 5% antes de mediodía; si es necesario vender un poco, se suelta papel sin dudarlo, no conviene llamar la atención. Paralelamente, se está posicionando para vender futuros del mismo Santander así como del IBEX35; a las 12:02 ordenará una venta masiva de futuros que serán re-comprados minutos más tarde. Los socios, que oficialmente juegan cada uno por su cuenta, siguen en realidad idénticas instrucciones que Jiménez.

      A las doce menos cinco minutos, Gregorio, un joven ejecutivo formado en ESADE y gestor responsable de un gran fondo de inversión, Fonsana, recibe una llamada perdida desde un teléfono fijo cuyo número reconoce; probablemente llamen desde una cafetería, pero este detalle carece de importancia, simplemente es una orden que significa AHORA. A escasos minutos de las doce del mediodía, los cinco de Jiménez están soltando todo su paquete accionarial del Santander, que ya cotiza por encima de 6’50, al tiempo que Gregorio realiza una compra pesada de los mismos títulos a través de Fonsana, permitiendo así que Los Cinco vendan sus acciones a buen precio. También en el mismo lapso temporal los cinco de Jiménez han ejecutado una orden de venta de futuros del IBEX35 y Santander, causando alarma entre los inversores que se disponen a soltar gran cantidad de papel de los mismos títulos; lo mismo ha hecho Gregorio con el paquete que acababa de comprar. A las 12:05, contra todo pronóstico y sorprendiendo a todos los analistas técnicos menos a Gregorio, la bolsa española se ha dado la vuelta lastrada por la caída precipitada de uno de los grandes, el Santander, que ha perdido el 15% de su valor en apenas unos segundos. A las doce y seis minutos Jiménez y sus socios han re-comprado todos los futuros que tenían a la baja, no así las acciones del Santander, frenando de golpe la caída vertical que sufría la bolsa y provocando otra vez la reacción de brokers y particulares. En definitiva, se han salido por completo. 

     Los cinco de Jiménez se han apeado del tren con un botín multimillonario sin que ninguno de los pasajeros se diera cuenta de que los habían asaltado; creen a pies juntillas que su inversión ha salido volando por la ventanilla y se sienten culpables por haber realizado una mala gestión. Por su parte, Gregorio ha recibido una considerable suma por debajo de la mesa en agradecimiento de su inestimable cooperación, y no tendrá problemas para justificar su gestión a sus superiores; al fin y al cabo compró viendo un claro gráfico alcista en su pantalla y vendió rápidamente al ver que se daba la vuelta, qué le vamos a hacer. Jiménez y sus amigos le echarán una mano para cuadrar resultados en otro momento, no conviene que despidan a un tipo leal como Gregorio.

    Empleando los títulos de otra empresa apalancada en bolsa, dentro de unos meses, y cambiando de compañeros de juego, Jiménez volverá a apretar sus mandíbulas y a frotarse las manos impaciente mientras observa su puro habano que antaño no podía ni oler.


Octavio Capó Truyols                                                     Es Mascle Ros 

2 comentarios:

  1. Por si alguien no lo ha leído aún. Un alto ejecutivo de Goldman explica en NYT por qué deja el banco. Brutal, demoledor.

    Enlace:

    http://nyti.ms/y6uact

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  2. Así es, Anatol. En su honor hemos bautizado al broker del relato con su nombre, Gregorio. Greg Smith es el ejecutivo de Goldman. Un gran abrazo desde Es Mascle Ros.

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