martes, 11 de septiembre de 2012


50 SOMBRAS DE GREY

E.L. James

Resulta injusto e imprudente condenar y ejecutar a las personas por sus opiniones, por repugnantes que estas sean.

                                                                               Albert Camus

¡La vida consiste en repetir la misma estupidez una y otra vez, idiota!

                                                                             Kurt Vonnegut



Los veraneantes hambrientos de lectura nos abalanzamos sobre todo aquel volumen al que se le pueda considerar un “tocho”; si además se trata de una trilogía, mejor que mejor. Antes de adquirir la monumental obra, temerosos de convertir nuestras vacaciones en una tortura, recurrimos a la sapiencia de nuestro más íntimo especialista, el que lee incluso en Navidad y Semana Santa. “Yo ya me estoy terminando el tercer volumen. Cómpralo, es de de lo mejor”. Inmediatamente derramamos 100 euros sobre el mostrador, sin pestañear. Algunos incluso han podido con la trilogía completa de Milenium después de engullir El Código Da Vinci, El perfume y Los pilares de la tierra. Me pongo en pie y aplaudo a  esos lectores. Todos estos libros son casi obras maestras, porque mantienen el televisor apagado, aunque no logran arrojarlo a la basura.

Postguerra es otra obra monumental si nos referimos a su extensión: sobrepasa con holgura el millar de páginas sin un solo diálogo. La encontrará en el estante de historia o ensayo, pero no se asuste, porque en realidad Posguerra es la novela de Europa. Lo que ocurre es que el librero no la ha leído, aún.

Existen otros excelentes ensayos que abarcan la misma época que el de Tony Judt desde 1945 hasta entrado el siglo presente, pero Postguerra es el mejor. El imprescindible prólogo, donde cuenta cuándo y cómo decidió el autor comunicarle a su esposa la decisión de emprender semejante viaje, augurará el profundo respeto y devoción que acabará sintiendo usted por el autor.

PostguerraPostguerra asusta al principio por la inmediata invasión de cifras. Son absolutamente necesarias, como todo lo que hay escrito en su millar de páginas. No tardaremos en engancharnos a la novela de Europa como si de un culebrón se tratara, el mejor de los culebrones. Y aprenderemos mucho. También recordaremos.

Es un libro ameno, pero a la vez triste, porque el siglo XX fue una bestialidad por lo que refiere a los actos de nuestra especie. Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, que es donde se inicia el relato, nuestros gobernantes no hacían otra cosa que equivocarse, a veces cometiendo errores de tal magnitud que desembocaron en grandes muros divisorios, más pueriles que el ficticio que dibujan dos compañeros de pupitre mal avenidos. Postguerra nos enseña que, desde que nos levantamos hasta que nos acostamos, no hacemos otra cosa que equivocarnos, por lo que vale la pena esforzarse por que el error sea nimio. Pero eso nos lo enseña casi toda la gran literatura.

Tony JudtDurante su lectura aprenderá a no rendir pleitesía a nadie, al tiempo que le entrarán ganas de levantarse, de una puñetera vez.

Postguerra es también un suspiro de esperanza, porque fue escrito por alguien que sentía un respeto pavoroso por el ser humano, como tantos otros personajes que salen en esta excepcional novela. De lo contrario hubiera resultado imposible dedicarle quince años.

Como, probablemente, no querrá parar de leer a Tony Judt (1948-2010), pruebe con Sobre el olvidado siglo XX. Cabe advertir que algunos, como un servidor, se sorprenderán de que se pueda escribir tanto y tan bien.

Si se pregunta por qué no recomendé este libro a principios del verano es que no me conoce. No seré yo quien interrumpa sus cincuenta orgasmos con sus Cincuenta Sombras.



Octavio Capó Truyols                                         Es Mascle Ros

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