miércoles, 19 de septiembre de 2012


ACUARIO ERES, TAL VEZ CÁNCER

No eres tú




   Nefrología
¿Qué le pasa, doctora?
Llevamos unos días con pérdidas, escozor y mirando al techo cuando meamos, por miedo a ver el color del pis. Además, parecemos un aspersor de riego averiado, una manguera desbocada. Vamos al médico aquejados de un dolor punzante en el costado, adjuntamos un análisis completo de sangre y un frasquito de orina que parece zumo de tomate. Se trata de una infección de riñón conocida, pero atípica. La doctora nos interroga sobre nuestros hábitos alimenticios y frecuencia de bares. “¿Fumas?” ¿Qué tendrá que ver el tabaco con la vejiga? “Algo tendrá que ver”, pensamos, ya que pregunta. La médica se reserva la cuestión definitiva para el final, la que nos sacará de dudas y evitará otras pruebas que pudieran resultar molestas. “¿Existen antecedentes en su familia con la Riñonitis de Crowm?”. “¿Qué?”.

La doctora, como todos los médicos, no tiene ni la más mínima idea de hacer su trabajo, puesto que olvidó formular la única pregunta válida, la del millón, la que lo aclara todo. “¿En qué fecha nació, conoce su horóscopo?” “Soy Géminis”, responderíamos con un tembleque de pánico en el cuerpo. Entonces la doctora debería emitir una sonrisita del tipo “lo sabía, no podía ser otro”, llamaría por teléfono a su colega de nefrología del Clínico de Barcelona y le soltaría “tengo aquí a otro Géminis con lo mismo. Tenías razón, es en los Géminis”. ¡Cómo avanzaría la dichosa medicina si se decidieran a dar el paso, el gran y definitivo paso a la escatología! Pero no, ellos siguen empeñados en estudiar durante siete u ocho años, luego el MIR, los masters y las suscripciones  a las revistas especializadas. ¿Especializadas? ¡Empecinadas!


Cómo amar
No irá bien, eres Géminis.
¿Y quién no ha pasado por la experiencia del bar, chico conoce a chica?. Ambos entablan una amena conversación desde el principio. El chico iba al vine a ver la mismas películas que la chica. Ella está enamorada de los mismos escritores que él. Resulta extraño que no hayan coincidido en ninguna excursión: se pasan el fin de semana entre albergues y montaña. Ella no soporta el tabaco y él es asmático. Tienen casi la misma estatura y la misma edad. Se mueren por echar un polvo, se mueren por "empezar algo". Pero antes de levantarse del taburete, ella, más precavida, le espeta la pregunta, que por poco se le escapa. "Yo soy Sagitario, ¿tú?", responde él obnubilado. "No importa; ahí te mueras". Menos mal que ellas están ahí, porque nosotros, o al menos más de uno, estaríamos dispuestos a empezar una relación seria sin conocer antes el signo zodiacal de ella. Para mí está por delante de un test del SIDA, y para cualquiera con dos dedos de frente.

Mientras tanto, el libro de la sabiduría, que define punto por punto las peculiaridades, cualidades, defectos y propensiones de cada uno de nosotros, sin excepción, tomando como referencia nuestra fecha de nacimiento, se pudre en las estanterías. Usted siga leyendo revistas del año pasado en la sala de espera del matasanos, si lo prefiere. Yo me quedo con Aramís, que lo sabe todo de mí. “Eres Leo ascendente Cáncer”. Estas cuatro palabras todavía no me las cubre el seguro, pero valen lo que pagué.

A mi amiga Bárbara le han entregado un cachorro de perro del que cree ser su dueña, su propietaria, antes que su responsable. Por eso se ha atrevido a ponerle un nombre sin consultar al animal. Yo te diré cuál es su nombre, amiga mía: Libra.




Octavio Capó Truyols                                       Es Mascle Ros

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