jueves, 24 de mayo de 2012


MALLORCA MUSULMANA: PRODUCTOS AUTÓCTONOS


“es el olivo un acebuche corregido y pulimentado, un árbol ficticio y artificial, con tendencia manifiesta a degenerar y a volver a su punto de partida”

                                                                       J. Monlau




Los testimonios de los historiadores árabes demuestran que Mallorca, durante la denominada “época oscura” que comprende el período anterior a 902 ó 903, está plenamente constituida como civilización musulmana, con sus costumbres agrícolas e industriales bien consolidadas.

Cuando en el siglo X, Abi Bakú al-Zuhri, todo un referente para los actuales historiadores, llega a las Islas Orientales del Al-Andalus descubre una Mallorca nutrida de frutos y productos de la tierra, a excepción del olivo y el aceite de oliva, el cual importan desde la península. Tampoco encuentra abundancia de higueras, de cuyo fruto se abastecen de su vecina Ibiza. Como en todo el Islam, los mallorquines cultivan el algodón y el lino, pero desconocen la seda, si no es por la que se importa desde Al-Andalus y Siria.

Otra de las riquezas de la isla oriental mayor la constituye la ausencia de depredadores salvajes, más concretamente la inexistencia de lobos, por lo que sus ovejas pueden pastar a sus anchas, incluso sin la necesidad del pastoreo. Esta circunstancia no se da en la península, por lo que llama la atención del curioso visitante, al-Zuhri, la gran cantidad de caballos, mulos, toros y vacas que pastan con absoluta libertad. Mallorca es un paraíso también para la cría de estas bestias y carga naves con mulos hacia la península musulmana. Los vende muy caros: son los tractores de la época.

Al-Zuhri destaca de esta época de esplendor la tolerancia de sus elegantes habitantes, enemigos de los extremismos y que forman una sociedad ecléctica. La organización y distribución de los bienes nada tiene que ver con el sistema feudal que vendría impuesto siglos más tarde, si no que más bien parece tomar como unidad a los grupos islámicos distribuidos y organizados en toda la isla. La producción y el proceso de trabajo no es equiparable a la presión fiscal propia del feudalismo, y ello es causa probable de la escasa o nula producción de aceite de oliva durante la época en comparación a la posterior a la conquista de Jacme I. El proceso de recogida de la oliva y su procesamiento resulta carísimo y requiere de grandes terrenos de cultivo para que resulte rentable, salvo que se cuente con mano de obra muy barata o gratuita: esclavos.

Otro historiador, Ibn Hawqal, coincide con el anterior en no mencionar para nada el asentamiento humano de la ciudad, ya que al parecer, y por el momento, carece de una importancia significativa: la inmensa mayoría de la población trabaja y vive muy bien en el campo. Madina Mayurqa como ciudad con un índice de población importante tendrá que esperar a la conquista de Granada en 1.158, cuando la beligerancia en casi todo el Al-Andalus provoca la emigración en masa de burócratas e intelectuales hacia la capital de la isla mayor, que por aquel entonces rompe toda relación mercantil y política con la península. Ya a principios del siglo XI, durante el reinado del inteligente Muya HId, Madina Mayurqa es cuna de gramáticos, filósofos y poetas de gran prestigio, y la cuarta ciudad en importancia del Al-Andalus. Éramos independientes.

Tras la conquista de Granada, la imposibilidad de importar aceite desde Al-Andalus, hace que se inicie la producción propia de aceite de oliva. La oliva mallorquina tiene más carne y menos hueso que la peninsular, cada árbol produce diez kilos del fruto que generan dos litros de aceite. La mayoría de olivos se concentran en Bunyola y al principio se exporta el aceite, si bien al poco tiempo cede la escasa exportación para abastecer a los insulares (por aquel entonces, lo primero era que no les faltara de nada a los mallorquines). Se calcula que la producción que hereda Jacme I es de unos once mil árboles, cantidad que desde la conquista aragonesa no cesará de crecer debido al empleo de mano de obra gratuita y a la riqueza que genera la exportación del aceite de oliva, cuya explotación ha pasado de ser del pueblo a pertenecer, por derecho, exclusivamente al rey.
La dieta árabe era mucho más diversificada que la de los conquistadores, quienes precisaban de gran cantidad de harina para alimentarse. A pesar de la mano de obra esclavizada y de la gran producción de aceite de oliva, las islas del Regne de Mallorques no tardarían en endeudarse, algo que jamás había ocurrido en las prósperas islas orientales del mundo musulmán.

Así las cosas han cambiado, que de exportar mulas a la península hemos acabado importando asnos.




Octavio Capó Truyols                                       Es Mascle Ros

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