viernes, 27 de abril de 2012


Mallorca Independiente.


“Los mallorquines hablan una lengua que es tan antigua como el inglés y más pura que el catalán o el provenzal, sus parientes más cercanos.”
  
                                                                              Robert Graves




Cada vez que los independentistas de las Illes Balears elucubramos Madina Mayurqa se nos encoge el alma. Resulta inevitable derramar unas lágrimas imaginando unas Baleares florecientes, en libertad y prosperidad e independientes no sólo del Califato de Córdoba, sino de cualquier pueblo opresor e incuso cada isla de las demás. Por fuerza, mallorquines, menorquines e ibicencos trabábamos excelentes y holgadas relaciones unos con otros, puesto que cada isla estaba gobernada por un simpático reyezuelo y gozaba de su identidad propia y autodeterminación, y bien sabemos los independentistas lo importante que es la autodeterminación. Duró poco, pero debió de ser glorioso. Corrían aquellos tiempos en que el actual territorio catalán vivía subyugado bajo el imperio carolingio y era conocido como Marca Hispánica, denominación que los nacionalistas catalanes recuperarán tras lograr su independencia del territorio español, supongo.

Madina Mayurqa se constituye como una de las principales capitales del Al-Andalus y en un gran centro cultural, que sirve como refugio a numerosos intelectuales que huían de territorios vecinos en conflicto. Fue precisamente en plena explosión cultural cuando un infiel, un desalmado y violento rey aragonés, descendiente de franceses, invadió nuestra hermosa capital cortándole la cabeza a todo ser vivo que caminara sobre dos piernas, incluida la de nuestro antaño gobernador Abú Yahya. El decapitador de nuestros antepasados prefería que le llamaran Jacme, en aragonés occitano, en lugar de Jaime, en aragonés profundo (el término Jaume nacería algo más tarde en el Regne de Mallorca).


Jacme I y sus adláteres se anexionan Ibiza, Formentera y Menorca, repartiéndose el territorio conquistado tras fuertes y violentas disputas. Madina Mayurqa es un escenario “gore” tras la invasión y el tifus por putrefacción llega incluso a diezmar al ejército invasor. Los habitantes del interior de la isla que sobreviven pasan a servir como esclavos, tanto si son cristianos como si sarracenos. Mallorca será repoblada por habitantes aragoneses, en su mayoría procedentes de Occitania. Es el fin de la Madina Mayurqa intelectual y el inicio de una época feudal que todavía perdura; Mallorca pierde su identidad y pasa a ser moneda de cambio, como lo fuera su conquistador, Jacme I, durante su desgraciada infancia.

Jacme I anexiona a las islas sus territorios de Occitania, Rosellón y Cerdaña, constituyendo el Regne de Mallorca, que inicialmente pertenece a Aragón y posteriormente logra su independencia en dos periodos separados por un breve intervalo. Otro reino constituido por el propio Jacme I goza también de una época de independencia, es el Regne de Valencia. Todavía no hemos oído el término Regne de Catalunya ni lo oiremos puesto que no llegó a existir jamás; habrá que esperar a mediados del siglo XIV para que Aragón reconozca el Principado de Catalonia como término jurídico referido a un territorio de su propiedad. Por aquel entonces, en las islas lleva gestándose una lengua desde hace siglo y medio, esta lengua es una fusión del occitano que Jacme I aprendió a hablar (nunca supo escribir) en el monasterio de Monzón con el árabe que heredaron las islas. Esta mezcolanza árabe-occitana, con grandes connotaciones italianas y por supuesto francesas, es llamada por los nuevos pobladores baleares “mallorquín”. Del mismo modo, los ya asentados habitantes de las islas originarios del actual territorio catalán desean ser llamados mallorquines, empezando por el rey Jaume II, hijo del sanguinario Jacme I, y así hasta 1960, en que una remesa de universitarios mallorquines perdieron su virginidad y algo más en la ciudad de Barcelona.

La insularidad es la primera causa de que una lengua originaria mayormente del occitano permanezca viva. El hecho de permanecer aislada de los territorios adyacentes de Occitania la libera de multitud de lenguas invasoras. El catalán existe hoy gracias a que en las islas Baleares tomó forma el mallorquín. Así pues, las islas han servido de excelente lata de conservas de una lengua minoritaria que de otro modo estaría extinta. El mallorquín ha sido erosionado por el castellano en menor medida que el catalán y el valenciano, pero pobre de aquel ciudadano de las islas que emita un vocablo castellanizado, un barbarisme.
A pesar de todo, una lengua no es más digna por ser más pura o menos contaminada. El catalán y el movimiento nacido del periódico La Renaixensa merecen respeto, admiración y el reconocimiento del catalán como lengua propia de su pueblo. Quien en Baleares quiera llamar a su lengua "catalán" bien sabe que es libre de hacerlo. Muchos le seguiremos llamando "mallorquín".




Octavio Capó Truyols                                                 Es Mascle Ros




Ah!, se me olvidaba: soy administrador de dos sociedades y soy consciente de que dicha actividad es incompatible con mi cargo actual, por lo tanto, pido perdón, no lo volveré a hacer, catapumchimpom. Arreglado.



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