lunes, 11 de junio de 2012


DEBEMOS 100.000 MILLONES, ¿SOMOS RICOS?




Como tampoco somos economistas hemos recurrido a un experto (en paro) para que nos explique, en lenguaje llano, lo que supone un rescate. Carles Roig Gil, economista desempleado, no solo se ha expresado con transparencia sino que nos ha puesto en jaque. Buscábamos a un parado para evitar a un experto bajo la influencia y nómina de una multinacional y lo hemos logrado, ha sido fácil.

Roig Gil propone que te imagines “ser un náufrago a la deriva, sin apenas una tablilla donde sujetarse y a punto de desfallecer; de pronto aparece un bonito navío cuyo patrón se ofrece a rescatarte. Tú aceptas la salvación, por supuesto, y una vez a bordo no haces ascos a una opípara cena y una buena jarra de cerveza; simpático patrón, piensas. A la mañana siguiente te levantas todavía cansado por la angustia del naufragio, pero animado y fortalecido gracias a la generosidad cristiana del patrón. Éste, sin embargo, tiene noticias para ti: a partir de ahora remarás, remarás de día y de noche, remarás domingos y festivos, remarás hasta que tu salvador considere que has pagado lo que vale una vida; si te niegas volverás al mar, pero no sin antes pasarte por la quilla, para así cobrarse la hospitalidad de una noche con un poco de divertimiento. Como el capitán te ve triste y melancólico y arrepentido de no haber querido aprender nada de la vida, se ofrece a ponerte un televisor de todas las pulgadas y pantalla extraplana para que puedas distraer el temblor de tu esqueleto mientras remas sin cesar. Hoy, por ejemplo, podrás ver la final de Roland Garros, un gran premio de Fórmula 1 y a España en la Eurocopa, nada menos”.

Nos quedamos estupefactos, por no decir otra cosa: así que nos hemos convertido en incautos y estúpidos esclavos. “No – puntualiza Carles Roig Gil -, ya lo erais hace mucho tiempo, sólo que ahora un tanto más” En pleno ataque de pánico suplicamos al experto bondadoso que nos de una solución, que no nos diga que no hay manera de salir de ésta, que es peor vivir remando que morir en pie.

Roig asiente. “Sí la hay, pero dudo que accedáis a llevarla a término, puesto que implica esfuerzo, seriedad y compromiso por vuestra parte”. Nos importa un bledo lo que cueste, queremos la salvación. Roig Gil procede. “Está bien. En principio, si sientes apego por el PSOE, simpatía por el PP o eres un incondicional de IU, despídete, se acabó. Ya no habrá más campañas electorales, ni promesas imposibles, ni debates entre líderes, ni derechas, ni centro, ni radicales, ni moderados, ni banderitas, ni pegatinas, ni votoaesteporquemecaebien, ni lovotoporqueesdelosnuestros, ni…” En ese instante nos vemos obligados a interrumpir al supuesto experto, ya que está a punto de proponernos una dictadura, ¡nada menos!, pero Roig nos tranquiliza. “De ningún modo, sino que a partir de ahora la administración y gestión de nuestras comunidades autónomas saldrán a concurso, igual que lo hace el proyecto para construir un palacio de congresos o una piscina municipal. Las empresas concursantes deberán presentar un programa de gestión detallando hasta el coste del más pequeño de los tornillos, deberán asimismo mostrar el impecable currículum de los administradores, que entre otras cosas hablarán un montón de idiomas y no precisarán de intérprete para hablar con un colega británico (tal que un recepcionista de noche de un hotel de Magalluf); no será necesario que nos aburran en la tele, puesto que todo estará redactado en un enorme panfleto, con el cual adoptarán un auténtico compromiso, puesto que su programa vendrá avalado con sus dineros, por si se nos ponen ociosos. A continuación, los ciudadanos que deseen votar – algunos estarán obligados por ley – deberán haber leído y comprendido el programa, para después pasar un examen que lo demuestre. El ciudadano no tendrá acceso a ninguna imagen de los administradores y desconocerán si su programa es de derechas o de izquierdas, salvo quien lo deduzca después de examinar el panfleto. Los concursantes no serán paisanos de las comunidades autónomas que vayan a gestionar, ni siquiera podrán presentarse aquellos que alguna vez hayan militado en algún partido político (éstos últimos formarán un grupo de 300.000 parados durante un período de 10 años). Por último, los nuevos gobernantes cobrarán en función de sus resultados, no se reconocerán como líderes del pueblo sino como empresas a su servicio, y deberán por ello responder a cualquier pregunta que se les plantee por parte de una comisión regular: ya no vale aquello de “hoy no hablo de Rajoy porque no me he puesto tacón”.

O eso, o a seguir remando. ¿Ustedes qué opinan?





Octavio Capó Truyols                                             Es Mascle Ros

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