jueves, 30 de agosto de 2012



SANT AGUSTÍ 2011. FELANITX

Toda la verdad sobre los hechos acontecidos en la polémica fiesta popular, un año después.

"¡Por Dios! ¿A eso le llaman una fiesta? ¡Bárbaros!"


Cuando estamos invitados a una fiesta, salvo que nos adviertan de que hay que asistir disfrazados o de blanco inmaculado, a algunas  solo nos cabe imaginar un tranquilo y desahogado evento donde, mientras ellos comentan sus bravatas cuando no están agachados en el aseo, nosotras sostenemos un Martini coctail con la misma mano que soporta el oro de un Cartier y medio quilate en el dedo meñique, al tiempo que aprovechamos el evento para lucir un vestidito por el cual arrojamos en su día unos cuantos de “quinientos” sobre el mostrador de la tienda. “Ni se te ocurra hacerme una factura, bonita”. Esto es para nosotras una fiesta y así debiera ser siempre.

Las autoridades recomiendan hidratarse en verano
Un jaleo es otra cosa, exactamente lo que aconteció hace un año en Felanitx durante las fiestas de Sant Agustí y que tantos mal entendidos ha degenerado. En un jaleo los asistentes se zarandean, se abrazan y se besan entre desconocidos, a alguno se le va la mano y, naturalmente, algunas nos mojamos. Es un hecho de lo más natural, digan lo que digan las hermanas de Madre Alberta. La dispersión de líquidos por parte de los asistentes populares fue, precisamente, lo que causó estupor entre las autoridades políticas que asistieron al jaleo. Antes de continuar, y para tranquilizar a las mojadas, debo aclarar que, según he comprobado tras examinar todas las fotografías del evento publicadas en prensa, puedo confirmar que todos los asistentes llevaban puestos los pantalones y abrochadas sus cremalleras. Entre los posibles líquidos, pues, no había nada de aquello.
 
Nuria Riera, directora general de Función Pública (¿alguien puede aclararme qué es eso?), denunció haber sufrido mojaduras de tercer grado en un 10% de su cuerpo, que por lo visto todavía no se le han secado. Al ser examinada por el forense, la directora Riera, se negó a mostrar ese 10% de su cuerpo con mojaduras, aunque ella insistió en que iba “hecha un desastre”. Como mujer, y en solidaridad con la mojada, debo aclarar que el 10% de mi cuerpo coincide con el espacio que cubren mis braguitas y una parte del interior de los muslos; el no querer “mostrarse” ante el forense hace pensar que esta fuera, con toda probabilidad, la zona afectada. Al no estar acostumbrada a este tipo de celebraciones populares, el zarandeo y roce que sólo conocen algunas en la intimidad conyugal, puede dejarle a una  totalmente trastocada (nunca mejor dicho), descolocada, desorientada. Ya se te pasará.

Hoy declara Miguel Company, conseller de Agricultura y Medio Ambiente, que si bien conoce de riegos nada sabe, al parecer, de camisetas mojadas. Esto último, la camiseta mojada del señor Company, será la ocupación de gran parte de la jornada laboral de, por lo menos, un magistrado en los despachos de justicia en el día de hoy.

Por lo que se refiere al pueblo de Felanitx, tan solo vemos rostros consternados por un malentendido que sobrepasa lo kafkiano. “Era nuestra manera de invitarlos a la fiesta”. “No hicimos más que lo que hacemos entre nosotros, unos achuchones y punto”.”Hacía mucho calor y les refrescamos, todos nos refrescamos y en lugar de eso va una y se calienta”. Son declaraciones, entre sollozos, de algunos participantes locales.

Cabe mencionar, por último, que el letrado Josep de Luis va a cobrar una minuta por todo este asunto. Vale muy mucho la pena eso de la abogacía.


 

Sofía Mejuto Picó                                                Es Mascle Ros

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